La Media Luna

La Media Luna

Género: Indie
Miembros:
Susu: composiciones, voz y acordeón.
Mikel Bassquez: bajo.
Jefferson: bateria y percusión.
El Rubio: guitarra española.

Sitio web:
http://www.lamedialuna.net

“El mar el cielo, eres tú, la tierra el fuego eres tú, eres tu, sólo tú…” Haciendo cabalgar sus letras al trotillo de una música suave, dulce la voz, Susu comenzó a tejer cuentos con un hilvanaje de sueños que los niños que llenaban el auditorio Novacaixa de Vigo oían en un silencio cómplice , roto aquí y allá por los que, entre ellos, ejecutaban el ensayo de sus primeros sonidos, quizás algunos pidiendo el calor de sus madres.
Algo así pasó ayer en ese recinto vigués en el que, a media mañana, la cantautora Susu presentó el libro-disco “La media luna y las estrellas”, de Alba Editorial. Y es que la multitudinaria presencia infantil, a pesar de llenar con sus mayores hasta el último espacio del patio de butacas y estar habitualmente aliada con el ruido, unas veces estruendo, otras algarabía, semejaba como encerrada en el armario mágico del silencio. Comenzaba el espectáculo que llevaba el mismo título que el disco, en el que su protagonista, Susu, parecía la enviada de la Gran Madre Cantananas para encantar a los niños pero también para mecer como en una cuna la memoria de los mayores. Y todo ahí, en una sencilla arquitectura escenográfica en la que los focos desvelaban tan solo su presencia junto a sus dos músicos, como si no quisiera que nada distrajera a su público de la alianza entre palabra, melodía y sueños.
Tras presentarla el periodista de FARO Rafa López, Susu se aplicó, sin más dilación que un cálido saludo, a su causa. Su voz abrió así un itinerario melódico que pasó de la balada al pop e incluso hizo incursiones en el rock, buscando y logrando una complicidad intergeneracional. Eran las canciones de una madre, soplos de melodía en las que Susu refugiaba la emoción de una historia, retazos de memoria afectiva en la que sus hijos aparecían incluso como destinatarios de dos de sus temas principales, “Nilo se va a dormir” y “Suna la luna todo lo cura”.
-”Nilo se va a dormir, Nilo se va a dormir…”
Las nanas. En el fondo de sus canciones, el lirismo lleno de ternura de esas composiciones nacidas para acunar al recién nacido. De vez en cuando, ese tic de melancolía accidental, de levedad rumorosa que sirve para aquietar al niño, para teñir su primer sueño. Pero también temas cuya letra parecía pensada para tratarles como potenciales mayores y al tiempo buscar la emoción de sus padres o abuelos. De sus madres y abuelas, porque la experiencia de la maternidad arma este cancionero.
-”Cúidame, cúidame, que soy tú…”
Susu, entre canción y canción, preguntaba a los niños y éstos respondían. Los musignomos, esos duendes encargados en el Chiquimundo de emocionar con el arte a sus pequeños habitantes, invisibles a los mayores, se habían aliado con ella.
Contar canciones, cantar cuentos
Los musisgnomos, sí. Esos seres del otro mundo real llamado Fantasía, como bien saben los niños aunque no los vean los mayores, cumplieron ayer su misión. Duendes encargados de que todos los habitantes de Chiquilandia bailen, hagan mimo, teatralicen, pinten… ayer convirtieron en cómplices de las canciones de Susu a los que poblaban el auditorio de Novacaixagalicia. El libro-disco en el que se contienen y que ya está a la venta, “La media luna y las estrellas” (Alba Editorial), no es, sin embargo, uno más al uso, de esos concebidos con afán comercial y fáciles estribillos. Si el disco, que cuenta con colaboraciones de otras cantantes como Bebe, Rosario, La Dolo y su propia pareja, Shuarma, quiere involucrar por sus letras también a los mayores, el libro cuenta con ilustraciones que reúne esos textos de modo que se pueda llegar a la mágica combinación de contar canciones y cantar cuentos.
Una apuesta personal con “plácet” de hadas
Susu, que se estrena con este disco en el mundo de la música infantil, no apostó por ese cancionero de paquete con temas pegadizos, sino que en sus canciones se percibe el pulso más íntimo y ético de una cantautora empeñada en lograr una música puente entre el mundo de los niños y los mayores. Eso sí, se advierte que contó con el beneplácito de las hadas para hacer unas construcciones melódicas en que la sinceridad, la ternura, la complicidad y la dulzura se acomodaran en un viaje musical al galope de la voz de una madre.

F.FRANCO-Vigo.